En el devenir de la historia cubana, los estudios de Economía se desarrollaron de forma limitada. En ello influyeron aspectos tan centrales como la dominación colonial primero y la neocolonial después. La realidad de tal relación estaba estrechamente ligada a la idea pragmática de para qué formar economistas en Cuba, en una isla sin economía propia, dependiente del exterior. Aunque los avances en las ciencias económicas fueron notables, esta idea, hija de la hegemonía del capital extranjero sobre la economía cubana, perduró por siglos.

Lo cierto es que la ciencia económica se abrió en Cuba a golpe y porrazo desde fines del siglo XVIII hasta el presente y forma parte inseparable del proceso de conformación nacional primero y de la nación cubana, después. La idea del progreso acompañó siempre las ideas económicas en Cuba. Esta no siempre sentó cátedra y fue sobre todo un amplio debate en el seno de la formación nacional. Dicho debate ha acontecido entre quienes querían el progreso para la isla con asiento en una economía externa y aquellos que se afincaban a la idea de lo que podríamos llamar un desarrollo autóctono y autónomo. En ese bregar, entre ciencia y política, se ha debatido el problema económico nacional; se ha pensado la economía cubana.

Nuestra primera obra económica, reconocida por la historia nacional del pensamiento económico, fue el “Discurso sobre la agricultura en La Habana y medios de fomentarla”; una expresión de la correlación clasista de la sociedad criolla a favor de una inserción de Cuba en los grandes circuitos comerciales desarrollados por el capitalismo de la época, que avizoraba ya la recién iniciada Revolución Industrial.

En el año 1818, un presbítero –Don Justo Vélez– del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, fundó la primera cátedra de economía política de la que se tenga noticia en este continente, incluido la parte norte. En el año 1837, el gran sabio y bibliógrafo cubano Antonio Bachiller y Morales la llevó a la Universidad de La Habana, como espacio de discusión académica. Pero la ciencia económica fue mucho más allá que el estrecho ámbito académico. Se apoderó de todos los ámbitos de la sociedad, en especial de la Real Sociedad Económica Amigos del País, la prensa, la discusión mundana, de casinos, bares, cuestión esta que pervive hasta hoy. ¿Quién no conoce nuestros economistas de barrio? Lo cierto es que  pensar la economía cubana ha sido un ejercicio complejo desde los tiempos de antaño.

Bajo su influjo y el de la prensa de la época y otros espacios se desarrollaron importantes debates a favor o en contra de la plantación, o su reforma. La pluma de José Antonio Saco, liberal por excelencia, se vio enfrentada a las de un socialista como Ramón de la Sagra. Las ideas socialistas de los utópicos en la voz insigne del Conde de Pozos Dulces son eslabones necesarios para entender los intentos de una parte de los cubanos opuestos al régimen de la plantación y partidarios del desarrollo de un  capitalismo nacional, siempre frustrado por la dominación imperialista. Esa fue la disyuntiva de Céspedes y Martí, quienes creyeron en la posibilidad de un desarrollo distinto de aquella sociedad hecha para la esclavitud, al decir del Apóstol en las bases del Partido Revolucionario Cubano.

La vieja tradición escolástica siguió imperando en la universidad de la República de 1902. Los conservadores fueron tomando el lugar de los liberales y de los independentistas en aquel escenario. La obra paciente de Enrique José Varano tomó bríos insospechados después de que se desarrollara la Reforma Universitaria de Córdoba, a partir de 1918. Ese brío y pujanza vino de la mano del mentor, pero fundamentalmente del nuevo elemento revolucionario que constituyó la acción fundamental contra la universidad estéril y escolástica de la mano y acción de Julio Antonio Mella, quien reconoció que solo con la liberación nacional se podría pensar en una trasformación total de la Universidad.

La reforma universitaria de 1923 en Cuba, si bien no pudo terminar con las lacras de la universidad, sí dio pasos no solo en el adecentamiento de las cátedras sino que se introdujeron nuevas carreras unidas a las preexistentes. El contador público cubano llegó a cotas asombrosas en una sociedad necesitada de contar hasta el último centavo del capital. Sin embargo, se abrieron siempre nuevos caminos para los estudios económicos, en la recién creada Facultad de Ciencias Sociales, con la carrera de Licenciado en ciencias económicas, políticas y sociales, en apoyo de alguna de las salidas de la egocéntrica y prominente Facultad de Derecho. De esa carrera fue graduado Carlos Rafael Rodríguez, quien en 1962 fundara la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, de lo cual comentaremos más adelante.

En el año 1946, en la céntrica 5ta Avenida y 17, se fundó la Universidad Católica de San Agustín de Villanueva, primera y única universidad privada existente en Cuba. La carrera de Economía comenzó a funcionar allí en 1956. Las memorias documentales existentes –pocas por cierto– muestran la impartición de una asignatura denominada Desarrollo Económico.

En la Universidad de Oriente, se fundó en 1955 la primera carrera de economía propiamente dicha. En el acto inaugural de esa carrera, se hacía hincapié en la necesidad de formar un economista que asesorase al gobierno en la magna tarea de acometer el desarrollo económico. En el año 1958 se tenía previsto la fundación de una Facultad de Economía en la Universidad de La Habana, algo que no ocurrió por el cierre de esta, debido a la creciente hostilidad de sus estudiantes y buena parte de sus profesores con la dictadura de Fulgencio Batista, quien reprimió con saña aquella generación de estudiantes, entre ellos, José Antonio Echeverría y otros que dieron su vida por una Cuba mejor.

Finalmente, en el año 1962, con el triunfo de la Revolución, y en el marco de la Reforma Universitaria, se fundaría la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana. Uno de sus fundadores y primer decano fue Carlos Rafael Rodríguez, intelectual orgánico de la Revolución, defensor de las ideas marxistas, un hombre que se adelantó 50 años al pensamiento económico dominante en la actualidad, al hacer la precisa distinción que debe existir entre crecimiento y desarrollo.

Con el bregar de los años de ininterrumpido proceso de formación profesional y del perfeccionamiento continuo, llegamos actualmente al Plan E, cuya esencia radica en un modelo del profesional se propone orientar la formación del Licenciado en Economía en dos sentidos: por un lado, aquellos que se desempeñarán en los ámbitos nacional, territorial y sectorial (Economía Global); y, por otro, los que se desempeñarán en el sistema empresarial (Administración de Empresas); garantizándose, en ambos casos, que el primero tenga en cuenta las necesidades, condiciones e intereses del sistema empresarial; y el segundo, a su vez, tome decisiones desde la empresa, teniendo en cuenta los intereses del país y territorio, así como las particularidades del macroentorno y sus tendencias.

Es precisamente la complejidad del sistema económico quien exige considerar, por un lado, los niveles macro, meso y micro económicos y, por otro, el nivel empresarial. Aunque todos forman parte de un sistema único de producción, distribución, cambio y consumo, tienen su propia especificidad, en cuanto a incentivos, herramientas, instrumentos, niveles de información, habilidades, sistema de conocimientos, así como diferentes niveles de actuación para la toma de decisiones. El objeto de trabajo del Licenciado en Economía es ese sistema económico, el cual comprende las relaciones de producción, distribución, cambio y consumo de la riqueza social para el desarrollo socialista; a nivel nacional, territorial, sectorial y empresarial, en su interacción con el entorno internacional.

 

Teniendo en cuenta que la sociedad cubana se encuentra en el período histórico de construcción del socialismo, constituyendo este un prolongado, heterogéneo, complejo y contradictorio proceso de profundas transformaciones en las estructuras económicas, políticas y sociales, el sistema económico sobre el que labora el egresado de Economía es un objeto de trabajo también en construcción, lo cual le impone peculiaridades importantes a la formación profesional en el contexto actual de nuestro país.

El anhelo de nuestra sociedad en cuanto a la formación del economista, expuesto brevemente en las líneas anteriores, no sería posible sin un joven estudiante que verdaderamente muestre toda su vehemencia en la magna tarea de entender la economía cubana. Para ello, debe consagrase en el día a día a los estudios y a las tareas que como Facultad nos asigne la Universidad, pero especialmente el país. La carrera de Economía en la Universidad de La Habana en el 2022, cumplirá 60 años de historia y ha sido siempre una carrera de revolucionarios en el sentido amplio del tema. Su trayectoria extensionista es envidiable, tanto la realizada por los profesores como por los alumnos. Hoy en nuestra Facultad laboran profesores que participan en los programas más importantes del desarrollo económico de Cuba.  Su ciencia ha estado al servicio del debate, por un país mejor, y también por un mundo mejor, desde el más arraigado compromiso con la magna obra de la trasformación humana, esencia misma del socialismo.

Acreditada de excelencia en el año 2006, condición ratificada en 2013 y 2019, la carrera de Economía de la Universidad de La Habana es líder por justo mérito de la ciencia económica en el país. Sus profesores, además, han formado parte de la formación del talento humano de numerosos países del tercer mundo; en sus aulas se han graduado estudiantes de los cinco continentes y hoy realizan estudios de postgrado profesionales de distintas latitudes, especialmente de América Latina, aportando una pequeña cuota a la necesario liberación humana en esta región y el mundo. Muchos de sus egresados laboran hoy en las principales instituciones económicas y empresariales del país y ocupan responsabilidades de primer nivel, poniendo su talento al servicio de lo útil. La formación científica y humanista que nos distingue de la formación tecnocrática imperante en la ciencia económica, es también un medio para la formación de una mentalidad revolucionaria frente a las tendencias burocráticas y burocratizantes existentes hoy, no solo en Cuba, sino en el mundo.

Finalmente, los invitamos a conocer el apasionante mundo de la ciencia económica, donde no todo es lo que parece ser, donde la línea principal es la transformación constante de la sociedad sobre la máxima de formar profesionales genuinos.